El coraje de la desesperanza by Slavoj Žižek

El coraje de la desesperanza by Slavoj Žižek

autor:Slavoj Žižek [Žižek, Slavoj]
La lengua: spa
Format: epub
editor: Anagrama
publicado: 2018-10-09T22:00:00+00:00


[Zhirinovski] calificó el resultado de este año como «el fin de Europa», afirmando: «Nuestra indignación no tiene límites [...]. En Europa ya no hay ni masculino ni femenino, solo el género neutro» [...]. El vicepresidente Dmitri Rogozin publicó un mordaz tuit en el que afirmaba que el resultado de Eurovisión «les había mostrado a los partidarios de la integración europea cuál era el futuro de Europa: una chica con barba».14

Existe una cierta belleza singular, casi poética, en la imagen de una mujer con barba (durante mucho tiempo un número habitual entre los fenómenos de feria) como símbolo de una Europa unida: no es de extrañar que Rusia se negara a retransmitir el concurso de Eurovisión por la televisión pública, acompañándolo de llamamientos a una renovada Guerra Fría cultural. Observemos que la lógica es la misma que la de Jomeini: el objeto que se teme en realidad es la depravación inmoral, la amenaza a la diferencia sexual: Boko Haram simplemente lleva este pensamiento a su extremo lógico.

En muchos países de África y Asia, los movimientos gay también se perciben como una expresión del impacto cultural de la globalización capitalista y de cómo socava las formas sociales y culturales tradicionales; en consecuencia, la liberación gay surge como un aspecto de la lucha anticolonial. ¿No se puede decir lo mismo de Boko Haram? Para sus miembros, la liberación de las mujeres resulta el rasgo más visible del impacto cultural destructivo de la modernización capitalista.

La diferencia sexual como una serie de rasgos fijos que definen el papel de cada género implica naturalmente una fuerte jerarquía y una responsabilidad dividida. La actitud permisiva hacia la violación en los países musulmanes se basa claramente en la premisa de que un hombre que ha violado a una mujer sin duda ha sido seducido (o provocado) por ella. En otoño de 2006, Taj Din al-Hilali, el clérigo musulmán de mayor rango en Australia, provocó un escándalo cuando, después de que un grupo de musulmanes hubiera sido encarcelado por una violación múltiple, afirmó: «Si dejas carne en la calle sin taparla [...] y los gatos vienen y se la comen... ¿de quién es la culpa? ¿De los gatos o de la carne sin tapar? La carne sin tapar es el problema.»15 La escandalosa naturaleza de esta comparación entre una mujer que no lleva la cabeza tapada y un trozo de carne crudo y sin tapar desvió la atención de otra suposición implícita más sorprendente que subyace en el argumento de al-Hilali: si las mujeres son responsables de la conducta sexual de los hombres, ¿eso no implica que los hombres están totalmente indefensos ante lo que consideran una provocación sexual, que simplemente son incapaces de resistir a ella y que están totalmente esclavizados por su apetito sexual? En contraste con esta supuesta falta absoluta de responsabilidad masculina hacia su propia conducta sexual, la importancia que se da al erotismo femenino público en Occidente se basa en la premisa de que los hombres son capaces de contención sexual, de que no son esclavos ciegos de sus impulsos sexuales.



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